¡Hola a todos los amantes de la nieve y la aventura! ¿Listos para sentir la adrenalina de deslizarse por las pistas? La verdad es que no hay nada como esa sensación de libertad con el viento en la cara, ¿verdad?

Yo, que he pasado incontables inviernos en la montaña, puedo decirles que cada bajada es una historia, una experiencia única. Sin embargo, detrás de toda esa emoción, hay algo que nunca, bajo ninguna circunstancia, debemos pasar por alto: la seguridad.
A veces, con las ganas de disfrutar al máximo, se nos olvida lo crucial que es conocer y aplicar las normas. He visto de todo en las pistas, desde pequeños sustos hasta situaciones que se podrían haber evitado fácilmente con un poco más de conciencia.
Y es que el esquí y el snowboard, aunque maravillosos, tienen sus riesgos si no se toman las precauciones adecuadas. Últimamente, con el aumento de la afluencia y las nuevas tecnologías en el equipo, es más importante que nunca estar al tanto de cómo mantenernos seguros, no solo por nosotros, sino por todos los que comparten la montaña.
Los últimos avances en seguridad y las campañas de concienciación están ahí por una razón, y mi experiencia me dice que escucharlas es clave para que cada jornada en la nieve sea pura diversión y cero preocupaciones.
Por eso, hoy quiero compartirles algunos consejos de oro que, estoy segura, harán su próxima escapada a la nieve mucho más placentera y segura. ¡Vamos a descubrirlo con detalle a continuación!
Prepara tu aventura con cabeza: Más allá del equipo
La emoción de la nieve a veces nos ciega un poco y nos hace querer lanzarnos a la primera sin pensarlo dos veces, ¿verdad? Pero créanme, después de tantos años deslizándome por las pistas, he aprendido que la preparación es la mitad de la batalla ganada.
No me refiero solo a tener las mejores tablas o la chaqueta más cara, sino a algo mucho más fundamental: tu cuerpo y tu mente. Un buen calentamiento es como el aperitivo antes de una gran comida; sin él, no disfrutas igual y corres el riesgo de indigestión, ¡o en nuestro caso, de una lesión!
Recuerdo una vez en Sierra Nevada, que por la prisa de aprovechar la nieve recién caída, me salté los estiramientos. Resultado: un tirón muscular que me dejó fuera de juego la mitad del día.
Desde entonces, nunca más. Dedicar 10-15 minutos a estirar y activar los músculos no es una pérdida de tiempo, es una inversión en tu día de esquí. Además, es clave conocer tus límites.
No intentes emular a los profesionales el primer día de la temporada. Empieza suave, progresa a tu ritmo y escucha a tu cuerpo. La montaña no se va a ningún sitio, pero tú sí puedes acabar en el centro médico si te exiges demasiado.
Ajusta tu equipo como un profesional
Aquí viene la parte técnica, pero no menos importante. Un equipo mal ajustado es como llevar unos zapatos de una talla que no es la tuya: incómodo y peligroso.
¿Sabías que las fijaciones de tus esquís o snowboard tienen que ajustarse a tu peso, altura, nivel y tipo de esquí? Es algo que a menudo pasamos por alto, pero es crucial.
He visto muchas caídas absurdas simplemente porque las fijaciones no saltaron cuando debían o lo hicieron demasiado pronto. Mi consejo de oro: siempre, y repito, siempre, lleva tu equipo a una tienda especializada antes de la temporada o incluso en la estación.
Que te lo revisen, te ajusten las fijaciones y te den una vuelta de tuerca a los cantos. Ellos saben lo que hacen y te darán la seguridad que necesitas.
Esos pocos euros invertidos en un buen ajuste pueden ahorrarte un disgusto gordo. Y ni hablar del casco… si aún no usas uno, ¿a qué esperas? Es tu mejor amigo en la montaña.
La indumentaria: tu segunda piel contra el frío
No es solo cuestión de estilo, aunque reconozco que a todos nos gusta vernos bien en la nieve. La ropa técnica adecuada es fundamental para mantener tu temperatura corporal, protegerte de la humedad y permitirte total libertad de movimiento.
Las capas son tus aliadas: una primera capa térmica, una intermedia aislante y una exterior impermeable y transpirable. Yo antes pecaba de ir con demasiada ropa o con la equivocada, y al final acababa sudando y luego congelada.
Con la experiencia aprendí que invertir en una buena chaqueta y pantalones de Gore-Tex, por ejemplo, marca una diferencia abismal. Y no olvides los guantes, las gafas de sol o máscara (¡imprescindibles para protegerte del sol y del reflejo de la nieve!) y un buen gorro.
En la montaña, el clima puede cambiar en cuestión de minutos, así que ir bien equipado es sinónimo de ir seguro y cómodo.
Dominando la pista: Visión periférica y respeto mutuo
Cuando te deslizas por la nieve, la sensación es tan increíble que a veces uno se olvida de que no está solo. La pista es un espacio compartido y, como tal, requiere de nuestra atención y respeto por los demás.
He estado en estaciones como Baqueira Beret o Grandvalira, donde la afluencia puede ser enorme en temporada alta, y ahí es donde la visión periférica se convierte en tu superpoder.
No es solo mirar hacia adelante, es estar consciente de lo que ocurre a tus lados y por detrás. ¿Sabes quién tiene preferencia? El que está abajo.
Así de simple. Es como en la carretera: el que va por delante tiene el derecho de paso. Yo siempre intento anticiparme a los movimientos de los demás, dejando espacio suficiente y adaptando mi velocidad.
No hay nada más frustrante que un esquiador o snowboarder que se te cruza sin avisar, ¿verdad? Un día, esquiando tranquilamente, un chaval pasó zumbando a mi lado, casi rozándome, y me dejó con el corazón en un puño.
Desde entonces, soy aún más consciente de mi entorno.
Lee la montaña: Señales, pistas y condiciones
La montaña tiene su propio lenguaje y, si aprendes a escucharlo, te contará mucho sobre cómo disfrutarla con seguridad. Las señales en las pistas no están de adorno; te indican la dificultad, zonas peligrosas, cruces y mucho más.
Es crucial prestarles atención. Además, las condiciones de la nieve varían constantemente: recién caída, helada, primavera, con ventisca… Cada una exige una técnica y una precaución diferente.
Recuerdo una vez que la niebla bajó tan rápido que apenas se veía a un metro de distancia. En esos momentos, lo mejor es reducir la velocidad al mínimo, mantenerse cerca de los bordes o, si la visibilidad es nula, parar en un lugar seguro y esperar a que mejore.
No hay prisa, la montaña es impredecible, y nuestra seguridad debe ser siempre la prioridad.
Prioriza tu aprendizaje: Clases y técnicas avanzadas
No importa si llevas esquiando toda la vida o si es tu primera vez; siempre hay algo nuevo que aprender y mejorar. Yo, aunque me considero una esquiadora experimentada, cada cierto tiempo me apunto a una clase de perfeccionamiento.
Es increíble cómo un buen monitor puede corregirte pequeños vicios o enseñarte una técnica nueva que te hace sentir más seguro y disfrutar más. Las clases no son solo para principiantes, son una inversión en tu habilidad y, por ende, en tu seguridad.
Además, es fundamental aprender a caer correctamente (sí, hay una forma) y a levantarse sin esfuerzo. Parece una tontería, pero una caída mal gestionada es la causa de muchas lesiones.
Entendiendo el entorno: Más allá de lo que vemos
La montaña es un ecosistema vivo y cambiante, y entender su dinámica es crucial para nuestra seguridad. No es solo el sol o la nieve; es el viento, la altitud, la temperatura y hasta la hora del día lo que puede transformar por completo las condiciones de una pista.
Yo siempre me tomo unos minutos antes de salir a informarme sobre el parte meteorológico y las condiciones de nieve en la estación. Muchas veces, lo que ves desde la base es muy diferente a lo que te encuentras en las cotas altas.
Una vez, subiendo en telecabina, el cielo estaba despejado, pero al llegar arriba, el viento era tan fuerte que apenas se podía mantener el equilibrio.
Si no hubiera consultado las previsiones, habría sido un error salir a pistas altas ese día.
Las reglas no escritas de la montaña
Además de las normas oficiales, hay una serie de “reglas no escritas” que la experiencia te enseña y que son vitales para la convivencia y la seguridad.
Por ejemplo, nunca te detengas en medio de una pista estrecha o justo después de un cambio de rasante donde los demás no te puedan ver. Siempre hazlo a un lado, en un lugar visible.
Y si te caes, intenta levantarte lo antes posible para no obstruir el paso. Si necesitas ayuda, gesticula claramente. Otra cosa importante: los remontes.
Parece una tontería, pero he visto accidentes por un mal uso de ellos. Siempre asegúrate de que tus esquís o tabla no se enganchen, baja la barra de seguridad y presta atención al bajar.
Un pequeño descuido puede tener consecuencias inesperadas.
El cuidado de tu cuerpo: Hidratación y alimentación
Es fácil olvidarse de beber agua cuando hace frío, pero el esfuerzo físico en altitud y el ambiente seco de la montaña nos deshidratan mucho más rápido de lo que creemos.
Yo siempre llevo una botella de agua en mi mochila, y cada pocas bajadas me tomo un respiro para hidratarme. Y ni hablar de la comida. Esquiando o haciendo snowboard quemamos muchísimas calorías.
Un buen desayuno y algunos snacks energéticos a lo largo del día son fundamentales para mantener la energía y la concentración. Un bajón de azúcar en medio de una pista puede ser peligroso.
Personalmente, me encantan las barritas de cereales o un puñado de frutos secos. Son fáciles de llevar y te dan ese chute de energía justo cuando lo necesitas.
Cuando las cosas se tuercen: Actúa con calma y cabeza
Esperamos que nunca nos pase, pero las caídas y los accidentes son parte inherente de los deportes de invierno. Lo importante es saber cómo reaccionar si te encuentras en una situación de emergencia, ya sea tú el afectado o si presencias un accidente.
Mi experiencia me dice que el pánico es el peor enemigo. Mantener la calma, evaluar la situación rápidamente y actuar con cabeza es crucial. Siempre lleva contigo un teléfono móvil cargado y con los números de emergencia de la estación programados.
Recuerdo una vez que me caí y me hice un esguince en la muñeca; gracias a que pude llamar a la patrulla de pistas, la ayuda llegó rápido y evitaron que la situación empeorara.
Saber dónde estás en la pista (los postes suelen tener números) también facilita mucho la tarea de la ayuda.
Asistencia básica en pista: ¿Qué puedo hacer yo?
Si eres tú quien presencia un accidente, lo primero es señalizar la zona para evitar más colisiones. Coloca tus esquís en forma de cruz unos metros más arriba del accidentado.
Luego, evalúa la situación. ¿Está consciente la persona? ¿Respira?

¿Hay sangrado evidente? Si no tienes formación en primeros auxilios, lo mejor es no mover a la persona, especialmente si sospechas una lesión grave en la cabeza o la columna.
Abrígale para evitar la hipotermia y tranquilízale mientras esperas a la patrulla. Saber lo básico en primeros auxilios puede marcar una gran diferencia.
En muchos centros cívicos o de montaña ofrecen cursos cortos; yo hice uno hace unos años y me dio mucha más confianza para reaccionar ante imprevistos.
Comunicación y Patrulla de Pistas
Conocer el número de la patrulla de pistas de la estación donde esquías es tan importante como llevar el forfait. Guarda ese número en tus contactos favoritos.
Además, muchas estaciones cuentan con aplicaciones móviles que te permiten reportar incidentes o solicitar ayuda geolocalizada, lo cual es una maravilla.
Cuando llames, sé claro y conciso: indica tu ubicación exacta (número de pista, remontes cercanos, puntos de referencia), describe la naturaleza del accidente y el número de personas involucradas.
Los patrulleros son auténticos héroes de la montaña, y cuanto más información les des, más rápido y efectivo será su rescate. Siempre ten en cuenta que tu seguridad es lo más importante, y que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad.
Equipamiento esencial para la seguridad en pista
A veces nos centramos en las tablas o la chaqueta, pero hay una serie de elementos que, aunque pequeños, marcan una diferencia gigante en nuestra seguridad.
Yo, personalmente, he aprendido a no salir de casa sin algunos de ellos, especialmente después de ver cómo me han salvado de algún apuro o han facilitado las cosas.
No hablamos solo de protecciones, sino de herramientas que te conectan con la ayuda o te permiten sortear un pequeño problema. Pensad que en la montaña, cualquier pequeña ayuda puede ser crucial cuando las condiciones se ponen difíciles.
| Elemento | Utilidad | Consejo Personal |
|---|---|---|
| Casco | Protección vital contra impactos en la cabeza. | No salgo sin él. Invierte en uno cómodo y con buena ventilación. |
| Gafas de Esquí / Máscara | Protege los ojos del sol, el viento y la nieve. Mejora la visibilidad. | Lleva dos: una para sol y otra para días nublados o niebla. |
| Protector de espalda | Amortigua golpes en la columna vertebral. | Es una inversión en tu salud a largo plazo, sobre todo para snowboarders. |
| Móvil con batería | Contacto de emergencia y uso de apps de la estación. | Llévalo cargado y protegido del frío para evitar que la batería se agote. |
| Crema solar y labial | Protección contra el sol intenso y el reflejo de la nieve. | Aplicar varias veces al día, incluso en días nublados. ¡Las quemaduras duelen! |
| Kit pequeño de herramientas | Ajustes menores de fijaciones o reparaciones rápidas. | Un destornillador multiusos puede salvarte el día por un tornillo suelto. |
Tecnología al servicio de tu seguridad
El avance tecnológico no solo ha mejorado el rendimiento de los equipos, sino también nuestra seguridad. GPS, balizas de rescate (para esquí de travesía o freeride), aplicaciones de estaciones que te localizan o te avisan de peligros…
Es una maravilla. Yo tengo una aplicación en mi móvil que me permite ver en tiempo real qué pistas están abiertas, las condiciones de la nieve y los puntos de contacto para emergencias.
Es como llevar a un guía de montaña en el bolsillo. Además, cada vez son más comunes los sistemas de seguridad en las prendas, como los reflectores RECCO, que facilitan la localización en caso de avalancha.
Si bien no reemplazan la formación y el sentido común, son aliados poderosos que nos dan un plus de tranquilidad en la montaña.
Después de la adrenalina: Relajación y cuidado post-pista
El día de esquí no termina cuando te quitas las botas. De hecho, lo que hagas después es tan importante como la preparación previa para asegurar que tu cuerpo se recupere bien y esté listo para el próximo asalto a las pistas.
Después de la descarga de adrenalina y el esfuerzo físico, nuestros músculos necesitan mimos. Ignorar esto puede llevar a agujetas insoportables o, peor aún, a pequeñas lesiones que se cronifican.
Yo he aprendido, a base de ensayo y error, que dedicarle un poco de tiempo al cuidado post-esquí es fundamental para seguir disfrutando de la temporada sin problemas.
Estiramientos y recuperación muscular
Nada más terminar la jornada, mientras aún tienes los músculos calientes, es el momento perfecto para estirar. No tienen que ser estiramientos complejos, pero sí enfocados en los grupos musculares que más han trabajado: cuádriceps, isquiotibiales, gemelos y la espalda.
Unos 10-15 minutos de estiramientos suaves ayudan a eliminar el ácido láctico y a que los músculos no se queden contraídos. Y si tienes la suerte de estar en una estación con spa o piscina, ¡aprovéchalo!
Un buen baño caliente o unos minutos en el jacuzzi son una bendición para relajar todo el cuerpo. Mi truco personal: una buena sesión de estiramientos y luego un té caliente mirando las montañas.
Nutrición e hidratación: Reponiendo energías
Así como es importante comer e hidratarse durante el día, es vital reponer los electrolitos y nutrientes después del esfuerzo. Una comida rica en carbohidratos complejos y proteínas ayudará a tus músculos a recuperarse.
Y, por supuesto, sigue bebiendo agua. Un vaso de leche o un batido de proteínas también son excelentes opciones para la recuperación muscular. He notado una diferencia abismal en cómo me siento al día siguiente si me alimento e hidrato correctamente después de esquiar, en comparación con los días en que simplemente me dejaba llevar por la prisa.
Cuida tu cuerpo y él te cuidará a ti.
La etiqueta en la montaña: Convivencia y respeto por el entorno
Esquiar o hacer snowboard no es solo un deporte, es una experiencia que compartimos con cientos o miles de personas en un entorno natural precioso. Y como en cualquier comunidad, existen unas normas de convivencia que, aunque no siempre estén escritas en cada cartel, son esenciales para que todos disfrutemos de la montaña en armonía.
Mi filosofía siempre ha sido simple: trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti. He visto cómo un simple gesto de cortesía puede cambiar el ambiente en la pista.
El comportamiento ejemplar en los remontes
Los remontes son los puntos de mayor interacción y, a veces, de mayor frustración. Saber hacer cola de forma ordenada, respetar el turno, y ser amable con los operarios y con los compañeros de silla hace la experiencia mucho más fluida para todos.
Ayudar a un niño a subirse o bajarse, o simplemente no empujar para ganar un puesto, son pequeñas acciones que demuestran respeto. También es importante no sacudir el equipo sobre los demás o tirar basura.
Parece obvio, ¿verdad? Pero a veces, con las prisas, se nos olvida.
El respeto por la naturaleza y el medio ambiente
Estamos en un entorno natural que debemos proteger. Esto significa no tirar basura, respetar la fauna y flora local, y en general, ser conscientes de nuestro impacto.
Las estaciones de esquí invierten mucho en sostenibilidad, y nosotros, como usuarios, tenemos la responsabilidad de contribuir a ello. Cada envoltorio de barrita, cada pañuelo que se cae, se queda en la montaña.
Yo siempre llevo una pequeña bolsita en el bolsillo de la chaqueta para guardar cualquier residuo hasta que encuentro una papelera. Es un pequeño gesto que hace una gran diferencia para mantener la belleza de nuestras montañas.
글을 마치며
¡Y con esto llegamos al final de nuestra aventura por los secretos de la seguridad en la nieve! Espero de corazón que estos consejos, basados en mis propias experiencias y en todo lo que he aprendido durante años en las montañas, les sean de gran utilidad. Al final del día, lo que buscamos todos es disfrutar de cada bajada, sentir esa libertad indescriptible que solo el esquí o el snowboard pueden darnos, y volver a casa con una sonrisa en la cara, listos para la próxima escapada. La seguridad no es una limitación, es la clave para que esa diversión sea plena y duradera. ¡Nos vemos en las pistas, siempre con cabeza y corazón!
알아두면 쓸모 있는 정보
1. Siempre comienza tu día con un buen calentamiento. Dedica al menos 10-15 minutos a estirar tus músculos para preparar tu cuerpo y evitar lesiones. Esto no solo mejora tu rendimiento, sino que te protege de tirones inesperados que podrían arruinar tu jornada.
2. Revisa y ajusta tu equipo en una tienda especializada antes de cada temporada. Las fijaciones deben ser perfectas para tu peso y nivel; un ajuste incorrecto es una invitación a un accidente y yo, por experiencia, sé que es un riesgo que no merece la pena correr. Invierte en tu seguridad.
3. Mantente hidratado y bien alimentado durante toda la jornada. Lleva agua y snacks energéticos, porque el esfuerzo físico en altitud deshidrata y consume muchas calorías. Un bajón de energía puede afectar tu concentración y capacidad de reacción, lo cual es peligroso.
4. Respeta siempre las normas de la pista y a los demás esquiadores y snowboarders. La montaña es un espacio compartido y la cortesía es fundamental. Adapta tu velocidad a las condiciones y a tu nivel, y siempre mira antes de incorporarte o detenerte, es una regla de oro.
5. Familiarízate con los números de emergencia de la estación y la ubicación de los puntos de asistencia. En caso de accidente, saber cómo actuar y dónde pedir ayuda es vital. Lleva tu móvil cargado y no dudes en contactar a la patrulla de pistas si lo necesitas.
중요 사항 정리
Para cerrar con broche de oro, quiero enfatizar que la experiencia en la nieve se vive al máximo cuando la combinamos con una preparación inteligente y una conciencia plena del entorno. Mi camino en este fascinante mundo me ha enseñado que cada detalle cuenta, desde el calentamiento matutino hasta el estiramiento final, pasando por la elección del equipo adecuado y el respeto por cada persona que comparte la pista contigo. Es una mezcla de entusiasmo y responsabilidad la que nos permite disfrutar plenamente, sin sobresaltos. La montaña es generosa con quienes la respetan.
No subestimen el poder de la prevención y la formación continua. Ya sea un curso de perfeccionamiento o simplemente leer sobre las últimas tecnologías en seguridad, cada conocimiento adicional es un escudo. Y créanme, la sensación de saber que estás preparado para cualquier situación te da una confianza inigualable, permitiéndote concentrarte en la pura alegría de deslizarte. Además, al cuidarnos a nosotros mismos, cuidamos de toda la comunidad que ama estos deportes.
La próxima vez que se calcen las botas, recuerden que están a punto de embarcarse en una aventura maravillosa. Abracen la adrenalina, pero háganlo con la tranquilidad de saber que han tomado todas las precauciones. Desde mi rincón en este blog, siempre buscaré traerles la información más útil y actualizada, compartiendo no solo datos, sino también vivencias que les ayuden a exprimir cada segundo en la nieve. Así garantizamos no solo una jornada segura, sino una experiencia inolvidable que querrán repetir una y otra vez. ¡Hasta la próxima, amigos de la nieve!
Preguntas Frecuentes (FAQ) 📖
P: rimero, y esto es casi un mandamiento: siempre usar casco. No es una moda, amigos, es una capa extra de protección para lo más importante que tenemos. He visto sustos de todo tipo, y el casco ha marcado la diferencia entre un golpe y una visita al hospital. Segundo, adaptar nuestra velocidad y forma de esquiar o hacer snowboard a las condiciones de la pista y a nuestra propia habilidad. A veces nos dejamos llevar por la adrenalina o por ver a otros, pero cada uno tiene su ritmo. Y lo más importante, ¡respeta tu cuerpo! Si estás cansado, tómate un descanso. Empujar los límites cuando ya estás agotado es una receta para el desastre, y créanme, lo he comprobado más de una vez. Por último, pero no menos importante: mantener una distancia segura con los demás y prestar atención al entorno. La pista no es solo nuestra, la compartimos. He visto cómo un simple despiste al mirar el móvil o no anticipar el giro de otro esquiador puede causar un buen susto. Es como conducir en la carretera, hay que estar siempre alerta. Para mí, estas no son solo reglas, son la base para que cada día en la nieve sea pura alegría y ni un solo arrepentimiento.Q2: Con las pistas cada vez más concurridas, ¿cómo podemos evitar esos momentos de estrés y garantizar una experiencia segura para todos, especialmente en los puntos más transitados?
A2: ¡Uf, esa es la realidad de nuestros tiempos en la nieve, ¿verdad?! Esos días de temporada alta donde parece que la montaña está de fiesta mayor. Yo he vivido esos momentos en los que sientes que la pista es un laberinto de gente, y la verdad, puede ser estresante. Pero no hay que preocuparse, hay trucos. Mi consejo principal es la anticipación y la comunicación no verbal. Cuando te acercas a un punto con mucha gente, como la zona de los remontes o una confluencia de pistas, baja la velocidad y observa. Intenta prever los movimientos de los demás. A veces, con un simple cambio de trayectoria o esperando unos segundos, evitas un encontronazo. Otro tip que me funciona de maravilla es elegir horarios o zonas menos concurridas si es posible. Si te puedes permitir esquiar a primera hora o justo después de la comida, la diferencia es abismal. Y si no, busca esas pistas que, aunque sean un poco más escondidas o un pelín más desafiantes, suelen tener menos gente. También es vital ser claro con tus propios movimientos: gira de forma predecible, no hagas paradas inesperadas en mitad de la pista ni te quedes en las zonas ciegas. Y por favor, si ves a alguien en apuros o que va demasiado rápido sin control, ¡un grito de advertencia a tiempo puede salvar el día! Es cuestión de empatía y de entender que todos queremos disfrutar sin sustos.Q3: Más allá de las precauciones básicas, ¿hay algún “truco” o consejo menos conocido que hayas descubierto en tus aventuras en la nieve que nos ayude a estar más seguros y disfrutar al máximo?
A3: ¡Claro que sí! Con los años y muchas caídas –y alguna que otra anécdota divertida– he aprendido que la seguridad va más allá del casco y la velocidad. Un “truco” que siempre comparto es la importancia de la hidratación y la nutrición adecuadas. Parece básico, pero la altitud y el esfuerzo físico nos deshidratan muchísimo más rápido de lo que creemos. Yo solía olvidarlo y al final del día me sentía agotada y con dolor de cabeza, lo que claramente afecta la concentración. Ahora, siempre llevo una botella de agua y algún snack energético en la mochila. Unos frutos secos o una barrita pueden marcar la diferencia entre seguir disfrutando o sentirte al límite. Otro consejo que no siempre se valora es el calentamiento y los estiramientos antes y después de esquiar. Es como preparar el motor de tu coche; yo antes era de lanzarme sin más y luego venían los tirones musculares. Ahora dedico 10 minutitos antes a mover las articulaciones y alargar un poco, y lo mismo al final. ¡Santo remedio! Te ayuda a prevenir lesiones y a recuperar mejor. Y para los más aventureros, aunque no sea para todos, familiarizarse con las nuevas tecnologías de seguridad, como los reflectores
R: ECCO que muchas chaquetas y pantalones ya traen, o incluso saber algo sobre ARVAs si alguna vez te aventuras fuera de pista con un guía. No subestimes el poder de un buen equipo de rescate, pero sobre todo, ¡de tu propia preparación!
Esos pequeños detalles, créanme, hacen que cada día en la nieve sea no solo más seguro, sino mucho más placentero y lleno de energía.






